Aviones

En los últimos tiempos se han producido varios «accidentes» aéreos distintos. El primero que quiero reseñar es el avión perdido de Malasyan en el Indico. El segundo el de Germanwings estrellado por el piloto en los Alpes. El tercero, el derribado con un missil sobre Ucrania. Y, el más reciente, el avión ruso explotado en el aire sobre el Sinaí.

Lo más preocupante es que han sido situaciones evitables. Todas. Generan inseguridad y van a producir, están produciendo, graves repercusiones económicas. 

Nada es casual. 

¿Habrá que volar menos? ¿Viajar menos? ¿Movernos menos?

Parece que alguien quiere que si. 

Y de paso, que ciertos países «se queden en la estacada».

Otoño

Sin darnos cuenta nos hemos metido en el otoño. Los días son más cortos, hay menos luz, el viento es más frío y el ambiente veraniego ha desparecido. Es todo más triste. 

Cada vez me gusta menos esta estación. Viene después de la mejor época del año, de las vacaciones, del buen tiempo, en fin de todo lo bueno. Hay gente a la que le gusta el otoño. No lo entiendo pero, bueno, hay gente para todo. 

Es el momento de comenzar el curso. Como nos marcan la vida nuestras primera etapas, el colegio y la universidad. A los que hemos tenido la suerte de estudiar. Decimos curso aunque nos refiramos a lo laboral. Es lo que tiene el otoño: juntamos tristeza con propósitos optimistas. Contraste. 

Lo que toca es sobreponerse, sin duda, pero no es fácil. Según pasan los otoños se va perdiendo la ilusión en que las cosas se arreglen, en que los propósitos que hacemos se cumplan. La experiencia nos va haciendo negativos. Es triste, lo sé, pero creo que es así. Vuelvo a decir que hay que superarse para combatir estas tendencias. Y vuelvo a insistir en que no es fácil.

Bueno, estamos en el otoño. Aprovechemos lo que podamos de él. Y si no, cuando llegue el invierno estaremos casi en los albores del nuevo año y nos dedicaremos a los buenos deseos. La vida es un perpetuo reinicio. ¿O no?

Cosas raras

Hoy me apetece comentar 2 sucesos que me «descolocan». El primero es la desaparición del avión malayo. Pasa el tiempo y no aparece. Además ya no es noticia. No me cabe en la cabeza que algún ser querido viajara en ese avión. Pero hay gente a la que le ha cocurrido. Primera rareza.

El segundo suceso es el asesinato de León. Que una madre y una hija lleguen a maquinar un asesinato de estas características es, para mi, absolutamente impensable. Una maldad semejante me la explico en una persona. Pero, ¿en dos?. ¿Y familia?. Segunda rareza.

No me digan que no pasan cosas raras. Y malas. Y como dejan de ser noticia rápidamente.

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Mayo

Ya estamos en mayo.
Viendo el informativo parece que sólo aquí hace malo.
Da envidia ver el sol. Pero bueno, estamos donde estamos y hay que aceptarlo.
Denteo de unos días , más.

Año Nuevo

Empieza el 2014. ¿Cómo va a ser, que desgracias acaeran, a quien le pasarán cosas buenas, …?
Es como ponerse delante de un montón de folios en blando y no tener idea de con que los vamos a rellenar.
Ya soy muy mayor para ilusionarme. O quizás he perdido la capacidad para hacerlo. Puede ser. He visto tantas cosas y tantos comportamientos negativos que la esperanza positiva no tiene cabida en mi pensamiento de hoy.
Como se puede deducir de lo anterior no empiezo el año muy optimista. Pero bueno, al menos aquí seguimos y, ya que estamos, habrá que tirar hacia delante.
También es verdad que disfrutamos de muchas cosas buenas. Seguro que este año, además de desgracias, viviremos experiencias maravillosas. Siempre ha sido así y espero que así siga siendo.
Para ser día 1 de enero, escuchando a la Filarmónica de Vioena, es suficiente.

¡Qué lo buenos supere a lo malo cuando hagamos balance de este 2014 que hoy empieza!

Subidas…

Estamos a vueltas con la subida de la luz el mes próximo.
Esto ya cansa. Llevamos una racha horrible: menos ingresos y más gastos; en todo.
En lo que respecta a la luz se nos ha caído un velo que teníamos delante de los ojos. Parece que lo que pagamos es de todo menos energía. Y encima las compañías pagando muy bien a los que les facilitan el negocio.
Ni quiero ni tengo tiempo para extenderme pero que conste que estoy «cabreado», y mucho.

Ya hablaremos, pero ni en Navidad podemos estar felices…